Reggianito, parmesano, romano y sardo son quesos duros perfectos para pastas, picadas o gratinados, pero cada uno tiene su estilo. Aquí te explicamos sus diferencias, ordenados de más costoso a más económico.
Origen y tradición
Parmesano (Parmigiano Reggiano): Italiano, con denominación de origen protegida (DOP), de Parma y alrededores. Madura de 12 a 36 meses, conocido como el "rey de los quesos duros".
Romano (Pecorino Romano): También italiano DOP, hecho con leche de oveja, originario de Lazio y Cerdeña. Su historia se remonta a la Antigua Roma.
Sardo: Queso argentino inspirado en el Pecorino Sardo italiano, pero adaptado localmente. Es más suave que el romano, con un toque salado.
Reggianito: Queso argentino inspirado en el parmesano, creado por inmigrantes italianos en el siglo XIX. Es más joven y accesible, con raíces pampeanas.
Sabor y textura
Parmesano: Sabor equilibrado, dulce, salado y umami, con cristales en su textura dura. Ideal para rallar o trozos.
Romano: Muy intenso y salado, con notas terrosas por la leche de oveja. Textura compacta, perfecto para rallar.
Sardo: Salado y algo picante, menos intenso que el romano. Textura firme, ideal para gratinar o picadas.
Reggianito: Intenso, salado y ligeramente picante, con textura firme y granulada. Madura de 6 a 12 meses.
Usos en la cocina
Parmesano: Para platos gourmet como risottos o ensaladas. Se disfruta solo con vino blanco o espumoso.
Romano: Ideal para pastas como cacio e pepe o carbonara. Marida con tintos robustos.
Sardo: Genial rallado en sopas, gratinados o en picadas con embutidos. Combina con tintos ligeros.
Reggianito: Perfecto para rallar en pastas, pizzas o empanadas. Ideal en tablas de picada con Malbec.
¿Cuál elegir?
Parmesano: Gourmet, para sabores complejos.
Romano: Intenso, para platos con carácter.
Sardo: Equilibrado, ideal para gratinados o picadas.
Reggianito: Versátil y económico para uso diario.